lunes, 27 de enero de 2014

Cárcel o manicomio

Comentarios: 37 | RAFAEL GUERRERO
El psiquiatra Juan Sánchez revela que en el psiquiátrico sevillano de Miraflores muchos carecían de ficha y "no menos de un 10%" ingresaban con el diagnóstico en blanco: no estaban locos, eran sencillamente republicanos.(Público)
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Tal vez esta noticia que hoy aparece en  Público sea una explicación a posteriori del enfrentamiento constante entre la normalidad de la lógica y el tirón de lo irracional que está fragmentando la cordura y la inteligencia en los poderes que gobiernan nuestra pisoteada sociedad.  
 El franquismo consideraba a la oposición republicana carne de cárcel o de manicomio. Y en ello andan exactamente igual, los actuales descencientes del franquismo. Su mensaje sigue siendo el de entonces: quienes nos oponen resistencia y nos critican o no nos obedecen a pies juntillas o son delincuente o están locos, porque nosotros somos la legalidad y la razón personificadas, no porque eso sea real, sino porque hemos "vencido" en la trinchera de las urnas con la guerra sucia de la mentira, de la traición y del abuso. Incapaces de cooperar con todos para que España se salve de la destrucción la preferimos reprimida, desgraciada, miserable, delincuente o loca, antes que libre, feliz, próspera, justa y equilibrada. La preferimos detrozada, pero nuestra, antes que entera, sana y del enemigo. Como la falsa madre en el bíblico juicio de Salomón.

Pero no hay que confiarse, porque cuarenta años de mugre dejan secuelas en todos. Sí, también en la parte teóricamente más sana. El latiguillo de considerar delincuente o loco a quien no se es capaz de comprender, es un vicio muy extendido lo mismo en la derecha ultra que en las izquierdas más a la izquierda. Se resume en falta de respeto mutuo y en talibanismo irracional, que no ve matices ni distingue niveles de profundidad ni comprende el tejido humano que une a todos los seres de la misma especie a pesar de sus particularidades, sino que convierte esa diversidad de la forma en un rechazo completo de la esencia total.

La novedad del espíritu del 15M es precisamente que por primera vez en la historia de España los ciudadanos importan por sí mismos, no porque piensen en rojo o en azul, en amarillo o en negro. Los ciudadanos y sus derechos, su dignidad y su calidad de vida se han puesto como prioridad antes que las "ideas" políticas y religiosas hasta llegar a la experiencia viva de comprobar que ni las ideologías ni las religiones tienen el menor sentido si para "triunfar" tienen que aplastar a quienes las entienden y las sienten de otro modo, porque en realidad todos tienen las mismas necesidades y problemas que resolver y que esas soluciones sólo se logran desde la solidaridad, el entendimiento y el respeto  mutuo, que nada tienen que ver con la complicidad y el enjuague mutuo a favor de unos y en perjuicio de otros.

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