viernes, 29 de noviembre de 2013

El niño que quería ser juez

por Moncho Alpuente

29 nov 2013

El niño, de mayor, quiere ser juez, magistrado del Supremo, miembro del Consejo Superior del Poder Judicial…todavía no lo tiene muy claro pero lo suyo será la judicatura. Cuando cumplió los siete años sus papás le regalaron una toga con delicadas puñetas en la bocamanga y un martillo de madera del que casi nunca se separa. El niño tiene un álbum de fotos donde pega, como si fueran cromos ,las imágenes de jueces que publican a diario los periódicos. Su favorito últimamente es el juez Gómez Bermúdez y estas navidades pedirá a los Reyes Magos un sombrero negro como el suyo porque sus padres no le dejan todavía raparse la cabeza como su ídolo. Cuando termina la comida familiar de los domingos, el niño golpea con el martillito la mesa y anuncia: Se levanta la sesión.
La politización de la Justicia y la judicialización de la política han contribuido a la popularidad de los jueces, y los procesos sobre los casos más flagrantes de corrupción que acaparan titulares y pantallas han marcado el momento álgido de la profesión. El niño en el patio del colegio ha impuesto un nuevo juego, una variante del clásico policías y ladrones: jueces y corruptos. Al principio era difícil encontrar voluntarios para las filas de la corrupción pero últimamente se ha invertido la tendencia y los corruptos se agrupan en torno a su jefe de filas, un alumno imputado en varios procesos por apropiación indebida de bocadillos ajenos en el patio, intentos de soborno al portero, falsificación de exámenes y una larga serie de presuntos delitos que contravienen seriamente los códigos escolares.
No se si habrá otro país en el mundo en el que los jueces hayan alcanzado estas cotas de popularidad, pero creo que no, lo de los jueces estrella es un fenómeno inédito y genuinamente ibérico. Desde el sanedrín de Anás y Caifás a nuestros días nunca los jueces habían gozado de semejante popularidad. El niño ha confeccionado la alineación de una selección nacional de jueces, el capitán es el exjuez Garzón al que nuestro niño indultó hace tiempo y la juez Alaya, que jugará por la banda derecha, es la última incorporación del mercado de invierno, un mercado que se ha movido mucho recientemente con los nombramientos de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, auténtica selección nacional y firme candidata al primer campeonato mundial de la judicatura. Pronto oiremos hablar de las proezas de “La Negra”, nuestros enlutados jueces serán el asombro del mundo, que asiste aún estupefacto a la asombrosa recuperación de la economía española. La originalidad de nuestro sistema de elección de consejeros por designación directa de los aparatos de los partidos políticos mayoritarios es un vivero de tácticas y estrategias inéditas. Que los políticos elijan a los jueces que probablemente tengan que juzgarles posteriormente es una gran idea, sobre todo para los políticos, no tanto para los jueces que a su actividad frenética en los juzgados tienen que sumar horas y horas de cabildeos para sembrar complicidades y apoyos y ofrecerse a sus posibles mentores del gobierno, o de la oposición, para lo que deseen y ordenen.
A nuestro niño le espera una brillante carrera judicial, en sus apuntes ha recopilado los principales datos sobre los procesos más mediáticos de los últimos años. Si le llamara el juez Ruz  en busca de asesoramiento, el niño podría solucionar el caso Bárcenas con dos golpes de martillo sobre la mesa. Pero aunque todavía es muy niño ya empieza a vislumbrar que las cosas no son tan sencillas, que cuando se unen la judicialización de la política y la politización de la justicia pasan cosas muy extrañas, que aparecen vericuetos y recovecos imprevisibles donde anida la maldad e impera la injusticia con todas sus puñetas.

Historia de Canal 9


Als die Nazis die Kommunisten holten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Kommunist.

Als sie die Sozialdemokraten einsperrten,
habe ich geschwiegen;
ich war ja kein Sozialdemokrat.

Als sie die Gewerkschafter holten,
habe ich nicht protestiert;
ich war ja kein Gewerkschafter.

Als sie die Juden holten,
habe ich nicht protestiert;
ich war ja kein Jude.

Als sie mich holten,
gab es keinen mehr, der protestieren konnte.

Martin Niemöller

     
                Traducción

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.




Cuando el pp de Valencia se sumía en corrupción escandalosa, derrochaba los fondos públicos en sus enjuagues con la trama Gürtel, el accidente del Metro, la Copa de América, la visita papal y la Fórmula 1, el embrollo de Emarsa y el caso Urdangarín, con Camps y Rita Barberá o las constantes desvergüenzas de Fabra, Canal Nou se limitó a cantar las glorias de la tiranía haciéndole la cobertura mediática, sin mostrar jamás la cara oculta del abuso de poder; al contrario, estuvo haciéndose el sueco y cooperando en el lodazal con la mejor disposición informativa, lo mismo que cuando Camps cortó la recepción de señal del canal TEV3 vulnerando el derecho de  los ciudadanos a la libre información, o no dijo ni pío sobre el cerco a la cooperativa del Parque Alcosa. Ante los despidos, los recortes, los repagos, los chanchullos, Canal Nou se dedicó a echar el muerto informativo sobre el gobierno central. No informó sobre los malos tratos a los manifestantes del Luis Vives ni sobre la mascletá que el Ayuntamiento de Valencia colocó en la Plaza para provocar una masacre en la manifestación del 15-M en Mayo del 2012, que la Policía Municipal y los Bomberos de la Generalitat denuciaron. Un curriculum completito, de ineficacia y complicidad interesada, de negligencia pagada por los ciudadanos. Y ahora, cuando la guadaña ppera los está segando sin compasión, pretenden hacerse los héroes de Fort El Álamo. Venga ya, aprovechados. ¿Cuándo mostrásteis con los despedidos y desahuciados la solidaridad que ahora exigís a los valencianos y al resto de españoles? Ahora que la incompetencia y el desastre de esos gestores que jamás tuvistéis el valor de denunciar, se ha cebado con vosotros, ¿ahora, tenéis el cinismo de ir de víctimas? La avaricia rompe el saco y el ciego egoísmo del pelota trepa hace estragos.

Para ser justos hay que decir que el cierre de Canal 9 es un alivio para los valencianos con conciencia y que a la vez es el harakiri del pp como gestor de calamidades  y derrochador de dineros públicos en los bolsillos de sus cómplices. Y como el general romano le dijo al asesino de Viriato: Roma no paga a traidores. Ni los valencianos lamentan el cierre del vergonzozo bodrio que desde que el pp gobierna la Comunidad, la vox populi  llama Canal Prou.

Me apena profundamente que un colectivo entero de trabajadores  incremente las listas del paro, pero esa compasión no mitiga en absoluto la indignación que me ha producido durante tantos años las tragaderas de la prensa oficial con la barbarie y el atropello institucional, y que en todos estos años hayamos estado costeando con nuestros impuestos el plan de propaganda ppera televisada y radiada y usada como tapadera de la corrupción más indecente y cínica que jamás había conocido Valencia. Compadezco a los periodistas barridos del mapa por sus mentores y a sus familias que entrarán en el elenco de la precariedad general, pero me sigue repugnando el modo en que han ejercido durante tantos años un periodismo bochornoso, silenciador y cómplice con lo peor y más mezquino que ha producido la sociedad valenciana en toda su historia sin que haya habido ni el menor gesto de incomodidad mediática por tal situación e gravedad extrema. No me alegra el mal ajeno, pero tampoco me duelen prendas al pensar que con su pan se coman el paté de chorizos que han cocinado con tanta solicitud.



jueves, 28 de noviembre de 2013

La r-evolución de Miguel

'Por un sólo hombre justo salvaré Sodoma' dicen que dijo Yaveh a Abraham. Y debe ser cierto, ya que muchas veces en la Historia ha sucedido así. Una sola conciencia despierta ha conseguido despertar a muchas. Y todas juntas, han salvado situaciones y resuelto imposibles. En la antigüedad lo llamaban "milagro", "magia" o "el poder de la plegaria". Ahora la física cuántica va descubriendo que ese prodigio legendario es lo más natural cuando el ser humano se despierta, evoluciona y comprende la frescura cotidiana de lo divino, en la ciencia, en el pensamiento que convive en esa unidad energética y bellísima  que es la vida.




Miguel era un resistente. Un idealista que se había  pasado toda la vida tratando de mejorar el mundo que encontró al nacer. Tuvo que afrontar una familia dañada por la ruptura y hacerse cargo de tres hijos sin madre. El mayor en cuarto de EGB, la segunda en preescolar y el pequeño de pocos meses, siempre colgado de su mochila; durante su primer año de vida le llevaba así al despacho de abogados, cargado con la bolsa de los biberones, las harinas solubles en leche, los tarritos de papilla, los baberos decorados con setas, mariquitas y flores, los pañales y la crema para las escoceduras, el chupete y el sonajero, las galletas y el zumo de frutas. La mantita decorada con nubes azules y el portabebés color yema de huevo. Había conseguido que el pequeño Tito se durmiera dulcemente en sus brazos cuando la salida de los dientes no le dejaba dormir, acunado por su voz convertida en susurro y con la nana más tierna de un arrullo monoparental.
Por más que el entorno se empeñaba en aconsejarle un nuevo matrimonio "por el bien de los niños", Miguel no quiso volver a emparejarse nunca más. Tenía su filosofía particular: si has sido feliz con alguien único para ti y le pierdes, no podrás nunca sustituir lo perdido por más que te empeñes y si lo has pasado fatal con la pareja equivocada -que había sido su caso- no quedaban ganas para repetir. Así que valoró su libertad por encima de cualquier ilusión de emparejarse de nuevo y consideró su autonomía muy por encima de una compañía de mascota parejil, de cama caliente o de desahogo instintivo. Nunca volvió a vivir con otra compañera distinta de su soledad, no sólo aceptada, sino deseada y disfrutada, en medio de aquel hogar anómalo pero feliz y armónico en su anomalía. Así llegó a la jubilación rondando los sesentaymuchos. Los hijos ya vivían por cuenta propia y él disponía de todo el tiempo para dedicar a sus ideales de siempre: mejorar su entorno en lo posible. Además la crisis se lo estaba poniendo en bandeja.

Miguel se sumó a un movimiento de pensionistas solidarios, que al parecer no pertenecían a ninguna tendencia política, pero que pronto demostró estar dirigido por jubilados militantes de una izquierda radical, insultona, resentida y agresiva, ex lideres políticos y sindicales, que aparentaban ser muy demócratas, pero que en realidad manipulaban a su gusto las acciones, asambleas y coloquios, que incluso se jactaban de acudir a las concentraciones para expulsar sus malos humores y frustraciones cotidianas, a "repartir mala leche", decían y a provocar a los policías que eran sicarios del poder, no trabajadores ni compañeros de la gente buena; se balanceaban entre el miedo del pasado, el rencor del presente y el vacío del futuro. Miguel no se encontraba integrado ni representado en aquel movimiento, más ocupado en hacerse notar y admirar en las manifestaciones multitudinarias, con sus gorras de colores y sus pancartas en honor a sí mismos, que en comprometerse seriamente en un proyecto común. Ellos iban a su aire y haciendo piruetas graciosas de cara al tendido y sobre todo colgando fotos de s sus hazañas en facebook a montones.
Miguel no estaba dispuesto a jugar a las barricadas ni a perder un tiempo precioso en plan botafumeiro manifestante compulsivo. Ni en fanfarronadas como los slogans con que se colocaban por encima del bien y del mal, como aquél con que se dirigían a los jóvenes manifestantes: "nosotros pudimos, vosotros podréis", en un alarde fantasmón. ¿Nosotros pudimos? ¿Seguro? ¿Cómo es posible que si hubiésemos 'podido' estemos ahora tan mal?, en realidad -pensaba Miguel- sería mucho más honesto y realista reconocer y animar a los jóvenes, diciéndoles : "nosotros no pudimos, pero vosotros podréis si lo hacéis mejor que nosotros". En esas andaba elucubrando mientras atravesaba la plaza de su barrio.

Sentada en un mojón de granito entre la iglesia y el parvulario, vio a una anciana con un carrito de la compra vacío y una palidez cansada y benevolente. Suave, como una brisa agotada de soplar. "¿Se encuentra bien, Señora?", "Voy tirando, gracias" Hablaron con naturalidad durante un buen rato, en que Ana, la mujer del carrito y el cansancio, le contó su peripecia diaria: llenar de comida aquel cacharro renqueante, para sus vecinos de bloque, que estaban tan mal que no tenían valor ni fuerzas para pedir. Ella pedía para ellos además de compartir sus míseros 400 euros de pensión. Estaba sola. Apenas necesitaba nada. Los otros tenían que estirar lo poco que había hasta que comiesen hijos y nietos, eligiendo entre pagar el alquiler o la hipoteca y las tres comidas diarias. ¿Cómo iba a quedarse ella quieta viendo tanto dolor e injusticia a su alrededor? No sabía nada de la lucha de clases, para ella sólo existía el amor que le permitía recibir lo necesario y repartirlo compartiendo en la olla común de la normalidad.

Fue entonces cuando Miguel comprendió de repente qué faltaba en el grupo de pensionistas y en su "política". Amor. Sí. Eso era, sobraba retórica, manifiestos y narcisismo, pero faltaba el amor. Ana conocía el secreto sin saberlo. En su naturaleza simple y minimalista, ella tenía la llave del tesoro. Se le ocurrió invitarla al local donde se reunían los abuelos revolucionarios del pasado sin futuro y proponerles que el dinero de las cervezas y las tapas con que acababa siempre cada asamblea y cada 'acción reivindicativa' del presente, se dedicase a llenar el carrito de Ana. ¿Y por qué no ir en comisión a los supermercados del barrio y pedir que cada noche, al cierre, les dejasen llevarse los productos perecederos y sobrantes para que cenasen los que ya no podían cenar y comer si no era por caridad de alguien?
Fue una chispa de algo nuevo. Una vía de claridad instantánea atravesando tiempos y espacios que se abrió de repente entre la placeta antigua y la postmodernidad hiperrealista y sorprendente de un cielo enorme, que se había apoderado de todo el paisaje en el tris de un parpadeo. Igual que si el mundo se hubiese desdoblado, como lo más natural, en otra realidad mucho más habitable y acogedora. "Miguel ¿no le parece que las sillas del bar, el árbol y el tobogán de los chiquillos tienen luz por dentro?" "Claro, Ana. Todo tiene luz por dentro cuando quien mira las cosas es una estrella" "Parece usted un poeta, Miguel" " Y usted es poesía, querida Ana. Será esa poesía lo que me ha convertido en ese poeta que usted ve" "Pues no sé... pero si usted lo dice..."


Lo que los medios españoles no dijeron sobre el asesinato de Kennedy


28 nov 2013

Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

A raíz del asesinato del Presidente Kennedy en noviembre de 1963, los mayores medios de información españoles han publicado extensos reportajes sobre su figura. Pero como también ocurrió a raíz del aniversario del asesinato de Martin Luther King, dichos medios no han citado apenas las circunstancias de su muerte ni el contexto político en el que ocurrió tal tragedia. A lo máximo que se ha llegado es a señalar que la muerte del Presidente Kennedy dio lugar a un gran número de teorías conspirativas, sin profundizar, en cambio, en ninguna de ellas. Solo un par de rotativos hicieron referencia a la película JFK, del director estadounidense Oliver Stone, en la que se cuenta una de ellas. Por lo demás, se considera (coincidiendo con la sabiduría convencional reproducida por el establishment político y mediático estadounidense) que aquel asesinato fue obra de un asesino, Lee Harvey Oswald, al que los medios cercanos a la derecha estadounidense han presentado como un izquierdista solitario con simpatías castristas. La evidencia existente muestra, sin embargo, que Lee Harvey Oswald no fue un “izquierdista” próximo al gobierno cubano, ni tampoco fue el asesino que disparó el fusil cuya munición mató al Presidente, ni tampoco estaba solo cuando ocurrieron todos estos hechos. En realidad, hay datos más que suficientes para concluir que el asesinato fue realizado por una red próxima a las agencias de seguridad del Estado federal de EEUU, aunque se desconoce todavía el grado de proximidad.
Como bien señala Michael Parenti (uno de los analistas más agudos del mundo político estadounidense) en su libro Dirty Truths, resumido en su artículo “The JFK Assassination: Defending the Gangster State”, del cual extraigo los datos que presento en este escrito, el Presidente Kennedy, como también lo fue Martin Luther King, era profundamente odiado por las fuerzas conservadoras de sensibilidad ultraderechista, próximas al complejo militar industrial y sus sistemas de seguridad (que incluían desde la CIA hasta la National Security Agency, entre otras), que el Presidente Eisenhower había alertado a la nación del peligro que podría representar para la democracia estadounidense.
Muchas eran las causas de aquel odio. Una era que tras el fracaso de la invasión militar de Cuba planeada por la CIA, Kennedy rechazó las propuestas de una segunda intervención militar, considerando, en su lugar, iniciar relaciones con el régimen cubano. Otra razón de ser odiado fue que cambió de opinión e inició pasos para retirarse del Vietnam rechazando la propuesta de su Estado Mayor del Ejército de invadir Laos. Sus relaciones con los estamentos militares y las Agencias de Seguridad deterioran en sus últimos años, como consta en Vietnam and the Legacy of the JFK Presidency de Paul Jay (véase también The Kennedy Half Century, de Larry J. Sabato).
Y otra razón de esa gran hostilidad fue la percepción de que Kennedy tenía poca simpatía por los miembros de lo que se llama en EEUU la Corporate Class, es decir, los propietarios y gestores de las grandes corporaciones que controlan la economía de EEUU. JFK favorecía políticas públicas que reducían los privilegios de las grandes corporaciones estadounidenses, percepción que –como señala Parenti– no fue siempre acertada. Pero lo que cuenta no es si Kennedy era o no anti Corporate Class (es más que probable que no lo fuera), sino cómo era percibido por esta Corporate Class, y desde este punto de vista, sí que la evidencia muestra que amplios sectores en la estructura empresarial le tenían odio, considerándole un traidor a su clase, y así lo manifestaron (su padre era uno de los dirigentes de dicha clase empresarial), una situación que se había dado ya con el Presidente Franklin D. Roosevelt. Pero la mayor animosidad procedía de los establishments militares y sobre todo de las Agencias de Seguridad, habiendo despedido a los tres dirigentes de la CIA, echando pestes sobre tal Agencia.
De ahí que la mayoría de trabajos de investigación publicados sobre el asesinato de Kennedy se hayan centrado en la relación existente entre las fuerzas anticastristas, la mafia y los sistemas de seguridad nacional (desde la CIA hasta el FBI), relaciones que existían y que han sido bien documentadas. El centro de la investigación (el 80% de los trabajos de investigación) ha sido descubrir la relación de tal complejo con el entramado que llevó a cabo el asesinato. Y si este complejo o conspiración respondía a un mandato institucional o, lo que es más que probable, que fuera una red autónoma, actuando independientemente, sin conexión o supeditación directa con los aparatos de la seguridad nacional.
De todas estas investigaciones se pueden concluir varios hechos que tampoco han aparecido en los medios de información españoles, que paso a enumerar:
1. Tal como concluyó el comité (House Select Committee on Assassinations), nombrado por el Congreso de EEUU para investigar el asesinato del Presidente Kennedy, en dicho asesinato intervinieron varias personas, y no una sola.
2. Lee Harvey Oswald no fue el que disparó y mató a JFK, aunque actuó como una tapadera para desviar la atención (“just a patsy”, como él mismo declaró).
3. Lee Harvey Oswald trabajó para varias agencias federales de seguridad, siendo “su repentina conversión a simpatizante del castrismo” parte de una estrategia diseñada para canalizar la responsabilidad del asesinato hacia el régimen castrista.
4. Su supuesta conversión al castrismo y al comunismo soviético fue financiada con fondos públicos. Su aprendizaje del lenguaje ruso, por ejemplo, tuvo lugar en una escuela militar.
5. El FBI tenía amplias conexiones con la mafia y con las fuerzas anticastristas. Su documentada relación con la mafia ha iniciado un movimiento para eliminar el nombre de John Edgar Hoover, el director del FBI (y uno de los personajes más desacreditados en la historia de EEUU), del edificio del esta agencia.
6. Durante la investigación realizada por el comité del Congreso citado anteriormente, dieciséis personas conectadas con el caso murieron repentina y violentamente.
7. Jack Ruby, que asesinó a Lee Harvey Oswald, tenía relaciones con el FBI y con los anticastristas, y había trabajado para el Comité de Actividades Antiamericanas presidido por el senador Joseph McCarthy (el infame Comité de “Caza de Brujas”, denunciado por Arthur Miller entre otros).
Todo ello explica que el 85% de la población estadounidense (es difícil alcanzar un porcentaje mayor) no crea en las conclusiones de la Comisión Warren nombrada por el Presidente Johnson para averiguar quién mató a JFK, y que atribuyó a Lee Harvey Oswald el asesinato del Presidente Kennedy, responsabilizándolo a él. La gran mayoría de la ciudadanía estadounidense cree que el asesinato fue, como en el caso de Martin Luther King, resultado de una conspiración, siendo elementos relacionados con las agencias de seguridad los primeros sospechosos de este asesinato.
Una última observación. Ha existido un intento de idealizar dichas agencias de seguridad (siendo Hollywood un instrumento importante en este intento), tales como el FBI y la CIA, mostrándolas siempre como los buenos de la película en contra de los comunistas, que eran siempre los malos. Esta campaña, que ha sido exitosa, es cada vez más difícil de sostener. Su participación en hechos delictivos e inmorales está bien probada. Es cierto que este comportamiento no es único. La mayoría, si no todos, los sistemas estatales de seguridad en cualquier país actúan de esta manera. De ahí la enorme importancia de que tengan una supervisión democrática constante, pues gozan de una autonomía e independencia que los hace enormemente peligrosos, pues escapan de todo control democrático. Las escuchas masivas y el espionaje de las agencias de seguridad estadounidenses y de otros países (que ha tenido gran visibilidad mediática) son un ejemplo de ello. Ni que decir tiene que todo Estado necesita de agencias de seguridad. Pero la autonomía que tienen las convierte en una amenaza al Estado democrático, que debe controlarlas sometiéndolas al mandato popular.
Una última observación
Sin implicar ninguna comparación entre el Presidente Obama y el Presidente Kennedy, lo que sí es cierto es que nos encontramos en una situación semejante a la que se enfrentó el último, cuando la Administración Obama ha decidido diluir las tensiones con Irán (en la misma manera que Kennedy intentó diluir las tensiones con la Unión Soviética en sus últimos años), enfrentándose con el establishment estadounidense próximo a Israel. Una vez más, el corresponsal de El País, Antonio Caño (del cual he escrito extensa y críticamente) presenta una versión tergiversada de lo que ocurre en EEUU, indicando que todo el mundo en EEUU está en contra de Obama en su política de dilución de tensiones con Irán, en un artículo significativamente titulado “Obama se queda solo”, El País  (25.11.13). Tal corresponsal señala la oposición al Tratado de Irán de grupos próximos a Israel (sin aclararlo), olvidando y/o ignorando que, según todas las encuestas, la mayoría de la población estadounidense está a favor de tal tratado, firmado entre Irán por un lado, y EEUU y la UE por el otro. En realidad, tal tratado responde al deseo popular de cambiar el rol de “policía del mundo” que el establishment estadounidense ha asignado al gobierno federal de EEUU. Hay un hartazgo de las clases populares (cuyos hijos son los que luchan y mueren en las intervenciones militares del gobierno federal de EEUU) hacia tantas guerras iniciadas por EEUU, promovidas por el establishment militar-seguridad nacional, cuya financiación se realiza a costa de un gran empobrecimiento de su Estado del Bienestar, uno de los menos desarrollados en el mundo occidental.
EL PAÍS

Forges

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Estupendo antídoto al bodrio de "Cásate y sé sumisa"

Sin miedo: de la crisis, la política y la respuesta social

iglesias-nega-portada

Arcadi Oliveres
Profesor de Economía Aplicada de la Autónoma de Barcelona y presidente de Justícia i Pau

Dentro de la serie Más Madera que viene editando desde hace unos meses Icaria editorial, ha aparecido recientemente un libro de conversaciones entre Teresa Forcades y Esther Vivas con el título de Sin miedo: de la crisis, la política y la respuesta social. Me parece apreciar tres elementos importantes fruto de una riquísima conversación entre dos mujeres conocidas como pensadoras, luchadoras y activas militantes.
Dividiré mi reflexión en tres partes. Primero, el libro lleva a cabo un análisis exhaustivo de la crisis de este sistema desastroso llamado “capitalismo”, una de sus crisis más profundas y que a mí me gustaría que fuese la definitiva. Una crisis que ha tenido consecuencias sociales muy graves. No hay que olvidar que en determinados casos incluso algunas personas han llegado al suicidio. Hay otros elementos nefastos que lo acompañan como una deuda impagable por parte del Estado español, medidas de ajuste antisociales, diferencias cada vez mayores entre ricos y pobres, aumento de la pobreza en Catalunya y el Estado español. Este es el análisis de la crisis en el que profundizan ambas autoras.
La crisis económica, y esta sería la segunda parte de mi reflexión, incorpora, asimismo, profundos déficits políticos. Teresa Forcades y Esther Vivas hablan de “la violencia del Estado” y en algún caso se atreven a hablar de “terrorismo de Estado”. Y creo que no se equivocan. Hacen referencia a una política sometida completamente al poder financiero, con importantes dosis de corrupción y “puertas giratorias”. En el libro aparece el interesantísimo debate entre lo que sería legal y lo que sería legítimo. Evidentemente, optando por lo legítimo y no por lo legal. Vale la pena hacer hincapié en las críticas que en la obra se hacen al actual modelo político y social de la Unión Europea, con importantes lagunas democráticas. Especialmente, cuando un tratado que tenía que ser constitucional fue convertido en un Tratado de Lisboa que solo necesita de los votos parlamentarios y disminuye, consecuentemente, los niveles de participación. Una maniobra que se llevó a cabo cuando desde las instancias políticas se percibió de forma clara que una parte importante de la población europea no lo quería. Segunda parte de la obra, pues, interesante crítica a la situación política.
Y por último, la parte esperanzadora, la de una respuesta que ambas autoras señalan que debe de ser pacífica pero siempre radical, y ponen como ejemplo el Procés Constituent en Catalunya. Sin olvidar antecedentes como el de los indignados, dos años atrás, que nos brindaron un magnífico ejemplo de cómo empezar a cambiar las cosas. La obra hace referencia a un principio básico que tiene que regir cualquier alternativa que es la coherencia entre los medios y los fines. Por otro lado, se aborda una cuestión de gran actualidad: el nacionalismo y el debate sobre la independencia, considerando que este debe ser un movimiento de ruptura, no excluyente, en ningún caso de derechas y ni mucho menos egoísta. El libro termina con esa afirmación, que a mí tanto me gusta, de que “estamos dispuestos a hacer la revolución y cuando la tengamos hecha la volveremos a hacer”.

“El miedo, la resignación y la apatía son la gran victoria del capitalismo”

Extracto de la conversación entre Esther Vivas y Teresa Forcades contenida en Sin miedo

Esther Vivas
Sí. El miedo, la resignación y la apatía son la gran victoria del capitalismo. Convencernos de que no hay nada que hacer, que no hay alternativas, que no podemos cambiar las cosas es el gran triunfo de los que mandan. Pero, justamente, la gente está empezando a desafiar al poder. La profundidad de la crisis y la emergencia del movimiento de los indignados, y todo lo que ha significado, han hecho caer la máscara del sistema. Las definiciones oficiales de la realidad se han hundido. De golpe, muchos han descubierto que esto es Matrix, que vivimos en un gran engaño. El pensamiento neoliberal ha quedado fuertemente desacreditado, aunque sus valores de consumismo, egoísmo y competencia continúan muy arraigados. Para la mayoría de la población, aunque sea de forma intuitiva, queda claro que la crisis es responsabilidad del poder financiero, y de una clase política supeditada a sus intereses, y que ahora nos pasan a todos la factura. Ya no nos creemos sus mentiras. Vemos cómo el capitalismo acaba haciendo negocio con cada uno de los ámbitos de nuestra vida cotidiana y convierte el derecho a la vivienda, a la alimentación, a la sanidad, a la educación… en un privilegio.
En el Estado español, por ejemplo, cada día se producen 532 desahucios, mientras existen más de tres millones de viviendas vacías. A la gente se la echa de casa, se la deja hipotecada de por vida y la banca continúa ganando dinero a expensas del empobrecimiento y la miseria de las personas. Como se expresa en tantas manifestaciones: «No se entiende, gente sin casa y casas sin gente». El derecho a la vivienda se ha convertido en un negocio. Y lo mismo pasa con el derecho a la sanidad y a la educación. Se privatizan los servicios públicos para que unos pocos saquen beneficio a expensas de nuestros derechos. De hecho, el éxito del sector privado consiste en deteriorar el sector público, y así lo estamos viendo.
Y con el acceso a los alimentos pasa lo mismo: vivimos en un mundo de abundancia de la comida, donde se produce más, si cabe, que en cualquier otro período de la historia. Según la ONU, se cultiva suficiente como para alimentar a 12.000 millones de personas, y en el planeta somos 7.000 millones. Contamos, pues, con comestibles suficientes para todos pero, en cambio, casi una de cada siete personas en el mundo pasa hambre. Si no tienes dinero para pagar el precio cada día más caro de la comida o si no tienes acceso a la tierra, al agua y a las semillas para producirla, no comes. Los alimentos se han convertido en una mercancía.
Teresa Forcades
Vale la pena citar a Jean Ziegler, una voz crítica muy conocida. Algunos dicen que el derecho a tener acceso a los productos alimentarios básicos se ha convertido en una mercancía, y se presenta esta situación como si hubiera llegado por sí sola. Pero es importante señalar que esto ocurre a partir de los años noventa, después de la caída del Muro de Berlín y de la propagación de una globalización neoliberal sin freno; es en este momento cuando Goldman Sachs decide especular con productos alimentarios de primera necesidad, con materias que hasta entonces no habían entrado dentro de este mercado especulativo. La novedad fue empezar a especular con el arroz, con el trigo y con el mijo. Y eso quiso decir que se compraba de forma masiva esta producción, se retenía y se esperaba hasta que subieran los precios. Jean Ziegler califica esta manera de actuar de asesinato programado. Y asesinato programado, en números cuantificados, son 37 millones de personas; este ha sido el coste humano de esta especulación criminal que las leyes actuales condonan y protegen. Por esto, la magnitud de la crítica tiene que ser tal que no se pierda en los detalles y permita hacer un análisis sistemático y contundente, pero a la vez sin abrumar, porque sino parece que las dimensiones de esta injusticia estructural son tan grandes que estamos sobrepasados por las circunstancias. A veces he hablado de la metáfora bíblica de un gigante con pies de barro, y es una metáfora adecuada, porque en el momento actual la espectacularidad, la potencia y la capacidad de presionar de una serie de organismos internacionales y de sistemas son tan fuertes, que la persona puede tener la sensación de estar ante un poder gigantesco.
Y parece que sea necesaria la fuerza de un gigante para contraponerse. Y, sí, es verdad, si miras arriba y ves todo el oro y la parafernalia del poder produce mucha impresión, pero, siguiendo la metáfora bíblica, no se trata de mirar hacia arriba: se trata de mirar hacia abajo. Si miras hacia abajo, te das cuenta de dos cosas: primero, que el gigante, por más impresionante que parezca, en realidad tiene y siempre ha tenido los pies de barro; y, en segundo lugar, te das cuenta de que abajo hay una multitud con el potencial de realizar un cambio social. Tenemos que proponer un cambio de mirada, tenemos que mirar hacia abajo.
Esther Vivas
Muchas veces se tiende a mirar arriba, como si allá estuviera la respuesta a nuestros problemas. Cuando es, justamente, todo lo contrario. El problema, como bien dices, no es arriba sino abajo. No se trata de que alguien, un líder, como repetidamente señalan los medios, nos saque de este callejón sin salida. La clave, en mi opinión, recae en que la gente tome conciencia del porqué de la crisis, de quién gana y quién pierde con la situación actual, de las causas de la pobreza, saber que hay alternativas y que, como se decía en las plazas en el 15M, «juntas lo podemos todo». Aquí está nuestra fuerza.
En relación a lo que comentabas de la especulación con los alimentos, creo que es importante señalar los vínculos existentes entre la crisis económica y la crisis alimentaria, porque muchas veces parece que esta última se encuentre muy lejos de nosotros. En cambio, aquí, cada vez hay más gente que pasa hambre, y los mismos que nos han conducido a la presente bancarrota económica, que hicieron negocio con las hipotecas subprime, son los que ahora especulan con cereales básicos como el trigo, el arroz, el maíz y la soja. Porque, ¿qué es más seguro y estable que la comida, como negocio, cuando todos nos tenemos que alimentar diariamente para sobrevivir?
Los fondos de inversión, los bancos, los fondos de pensiones compran y venden estas materias primas en los mercados de futuro, no en función de la oferta y la demanda real, sino para ganar dinero. Unas prácticas que generan el aumento del precio de los alimentos y los convierten, a menudo, en inaccesibles para amplias capas de la población, especialmente en los países del Sur. Y esto es lo que han hecho entidades financieras como Catalunya Caixa, con su depósito «100% natural», o el Banco Sabadell, con el fondo de inversión «BS Commodities».
Aquí es donde percibimos la violencia de un sistema que condena al hambre en un mundo donde abunda la comida, que expulsa a la gente de su casa, cuando hay miles de viviendas vacías, que nos excluye de la sanidad y de la educación pública, mientras aumentan las inversiones en el ámbito privado. A menudo, desde los medios de comunicación y del poder, se señala la violencia de aquellos que protestan en la calle, de quienes ocupan bancos, pisos vacíos, escuelas, supermercados, hospitales… pero estos tan solo reivindican una democracia de verdad. Lo que es extremamente violento es el sistema en el que vivimos, a pesar de nos quieran hacer creer todo lo contrario.
La desesperanza es la otra cara de la indignación. Y los datos del Instituto Nacional de Estadística así lo corroboran: 3.180 personas se suicidaron en el año 2011, un 0,7% más que el año anterior. El suicidio es ya la primera causa de muerte no natural en el Estado español. De hecho, desde que empezó este año 2013, diez personas se han suicidado ya al no poder hacer frente al pago del alquiler o la hipoteca. Los problemas económicos, según se dijo en el XVI Congreso Nacional de Psiquiatría, son el principal desencadenante de los suicidios. Si no nos rebelamos, lo que cala en nosotros es la vergüenza, la rabia, la tristeza, la ansiedad, la impotencia, el desaliento.
Teresa Forcades
Algunas leyes actuales creo que se pueden calificar como de terrorismo de Estado. Parece que la palabra terrorismo solo se pueda aplicar a grupos que no forman parte del sistema. Violentar a las personas e inspirarles terror de forma sistemática para conseguir los objetivos propios es terrorismo, tanto si lo hace un grupo marginal como si lo hace un Estado.
Para muchas personas, cuesta creer que los abusos que no dependen de la avaricia de una persona determinada sino que están instituidos en el sistema, sean terrorismo de Estado. Es difícil entender cómo hemos llegado hasta aquí. Me gustaría recordar el discurso de una persona suficientemente conocida en el mundo político, Margaret Thatcher, que popularizó la idea de la «sociedad de los dos tercios»: un planteamiento de tipo político donde se presuponía que era imposible intentar gobernar para el conjunto de la sociedad, y que para gobernar correctamente a finales del siglo XX y en el siglo XXI había que admitir que existía un remanente, no de un 1% o un 2%, que ya sería gravísimo desde un punto de vista cristiano que hubiera una sola persona a la que hay que excluir para que los otros disfruten de una vida próspera, esto ya sería indigno e injustificable.
¡Pero no hablamos de un 1%; hablamos, según Margaret Thatcher, del 33% de la población! Un tercio de la población donde se acumularía, necesariamente, toda esta bolsa de marginación. Y las personas con enfermedades crónicas, inválidas, que no se pueden ganar la vida ni tienen una herencia familiar o alguien que los pueda apoyar, irán directamente a engrosar esta bolsa de marginación. Personas con enfermedades mentales, personas que han cometido algún tipo de delito y que hayan estado mucho tiempo en prisión y al salir no saben volverse a recolocar; centenares de miles de casos, personas que sufren violencia, personas excluidas del sistema económico… Este grupo de personas, el 33% de la población, según la teoría económica y política de la sociedad de los dos tercios, no cuenta. Hay que aceptar que serán excluidos de forma permanente.
Esta sociedad de los dos tercios incluye un cálculo perverso, porque con dos tercios de la población se cuenta con un porcentaje suficiente de votantes para ganar unas elecciones democráticas, tal como las tenemos organizadas en la actualidad. El tercio marginal y problemático puede quedar excluido en la práctica no solo de la vida económica sino también de la política. No cuentan. Esto es terrorismo de Estado. Plantear este hecho desde el punto de vista teórico e intentar gobernar según estos postulados, intentar que la población acepte este terror de tener que sacrificar una de cada tres personas, es terrorismo de Estado. Y esto sin tener en cuenta las guerras; en Irak, por ejemplo, las tropas aliadas utilizaron uranio empobrecido, que está prohibido por todas las convenciones internacionales, y tuvo como resultado que la incidencia de cánceres y malformaciones entre los niños que han nacido en Irak después de estos bombardeos se haya multiplicado por diez. Y esto es a raíz de una actuación que no ha sido fruto de una decisión de un grupo marginal, o de una persona con una enfermedad mental, sino que proviene de una decisión tomada por los organismos oficiales de dos de los países más poderosos del mundo (los Estados Unidos y el Reino Unido).
O sea, la noción de terrorismo de Estado no es ninguna metáfora. Cuando escribí sobre los crímenes cometidos por las grandes compañías farmacéuticas también había gente que decía: «Esto debe de ser una metáfora, ¿no?». Que las grandes compañías farmacéuticas tengan un comportamiento que éticamente no sea loable o no sea excelso ya nos lo creemos, pero que realicen crímenes debe de ser una metáfora. Y no es una metáfora. Porque desde el año 2000 hasta el año 2003 estas grandes compañías farmacéuticas, todas ellas de los Estados Unidos, habían sido condenadas por los tribunales penales. Eran condenas firmes y las compañías habían admitido la culpa. Por lo tanto, esta palabra, «crímenes», aplicada a las grandes multinacionales, no es una metáfora, y la noción terrorismo de Estado aplicada a los estados capitalistas neoliberales tampoco es una metáfora.

Sin transparencia no hay sindicatos ni democracia creíbles

El panorama visto con rayos X

Forges

 

Desmontando máscaras

¿Dónde está Bernard-Henri Lévy?

Por Vicenç Navarro

27 nov 2013

Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University. 

Bernard-Henri Lévy tiene muy buena prensa en España, apareciendo con gran frecuencia en las páginas de El País predicando la moralidad de sus causas, que requieren con gran frecuencia intervenciones militares, lo cual explica que algunos intelectuales de la izquierda estadounidense lo califiquen como el moralizador de las guerras, en general, contra el Islam (ver Ramzy Baroud “France’s Sham Philosopher” en CounterPunch, 20.11.13). Presentado frecuentemente en los medios españoles como “el filósofo de Francia”, articula siempre posturas promovidas por el establishment político francés, rodeado siempre de grandes cajas de resonancia que explican su gran visibilidad mediática.
La última gran hazaña de este señor fue su liderazgo (que El País definió como moral) para que la OTAN interviniera en Libia para deponer al coronel Gadafi (basándose en una interpretación tergiversada y manipulada de la famosa Resolución 1973 de Naciones Unidas del 17 de marzo de 2011, que no permitía dicha intervención). Esta intervención se justificó por el supuesto apoyo de los Estados intervencionistas por vía militar (que incluyó desde bombardeos que afectaron a poblaciones civiles, hasta la transferencia de armas) para deponer a un dictador y sustituirlo por fuerzas democráticas que deseaban instaurar una democracia. Considerando la enorme evidencia que existe mostrando el apoyo de tales Estados (EEUU y Francia incluidos) a dictaduras casi medievales en la misma región, esta justificación carecía de credibilidad. Pero ello no inhibió ni frenó al filósofo de Francia en la utilización de dicha justificación. Y lo que es notorio es que repitió constantemente tal justificación con toda seriedad y contundencia, apelando a la moralidad democrática que según él debe caracterizar el comportamiento de las naciones civilizadas. Bernard-Henri Lévy (BHL) utiliza una narrativa llena de imágenes altisonantes, preñadas de gran pomposidad, como corresponde a uno de los intelectuales franceses más galardonados en Francia. El poder es siempre muy cariñoso y agradecido con sus sirvientes. Al servicio de su causa, BHL se trasladó a Libia con todo el aparato mediático y parafernalia teatral “en defensa de las fuerzas democráticas”. Y la intervención militar derrotó al dictador Gadafi.
¿Y qué ha pasado en Libia desde entonces? Gadafi fue un dictador como muchos de los dictadores que hoy existen en aquella parte del mundo, donde la democracia no existe ni siquiera a nivel de ensayo. Pero comparado con Arabia Saudí, Qatar y otros regímenes feudales, Gadafi no era, definitivamente, peor que los gangster que dominan aquellos otros países. La diferencia era que los últimos son fieles sirvientes de EEUU y de la UE, y Gadafi no lo era. Ni que decir tiene que el gran filósofo moralista BHL no prestaba atención a tales detalles, considerados insignificantes en la lucha entre el bien (que él representaba) y el mal (que eran todos los demás).
Pero analizaremos ahora lo que ocurre en Libia. Cualquier observador mínimamente objetivo debe concluir que Libia no es, en absoluto, una democracia, y que la situación actual es un desastre, con unos conflictos entre distintas facciones, entre las cuales están fuerzas de Al Qaeda, que se ha convertido en una de las fuerzas determinantes de los quehaceres de aquel país. Bandas armadas, sin ningún tipo de control democrático, gobiernan los distintos territorios, con asesinatos políticos y con una represión brutal hacia las voces y manifestaciones en contra de la dictadura de esas milicias armadas. Solo en un día (15 de noviembre) 31 personas fueron asesinadas y 235 heridas en una represión contra una manifestación en la ciudad de Trípoli que protestaba contra este régimen de taifas controlado por bandas armadas que atemorizan a la población a fin de defender sus propios intereses.
Y mientras todo esto está ocurriendo, el gran filósofo de Francia (y de El País) permanece callado. En realidad, y tal como señala Ramzy Baroud, lo más parecido a este filósofo son los intelectuales neocons de EEUU, que siempre alientan y exigen intervenciones militares “para defender la democracia”, detrás de cuyo noble objetivo hay intereses financieros y energéticos muy concretos que pronto aparecen, mostrándose como lo que son. Lo cual no inhibe a estos intelectuales a continuar moralizando sobre el deber de los países democráticos de ayudar a las fuerzas democráticas alrededor del mundo, cuando la realidad es precisamente lo contrario de lo que predican. Los mal llamados “gobiernos democráticos” han sido históricamente, y continúan siéndolo, los mayores soportes de los regímenes más dictatoriales existentes en el mundo.
La incoherencia de tales intelectuales, incluyendo “el filósofo de Francia” aparece con toda su crudeza no solo en el caso de Libia, sino también en el caso de Israel. BHL es un gran admirador de las fuerzas armadas de Israel, a las que clasifica como las más morales y democráticas existentes hoy en el mundo, apoyando siempre sus intervenciones militares. Es extraordinario que estas declaraciones se hicieran después de una de las intervenciones militares mas sangrientas e inmorales (de las muchas que han hecho tales fuerzas armadas) en la zona de Gaza en los años 2008-2009 y 2012. La ceguera moral e incoherencia intelectual de Bernard-Henri Lévy no tiene límites, lo cual no es obstáculo para que BHL aparezca, una vez más en El País, moralizando sobre la necesidad de intervenir militarmente en algún lugar del mundo árabe para “defender la democracia”.

martes, 26 de noviembre de 2013

La banca contra España

por Juan Torres López

26 nov 2013

Las declaraciones del señor Botín y después las de otros directivos de la banca abrieron la puerta a una campaña perfectamente organizada, orientada a disimular la situación real de sus entidades y también a facilitar la recuperación política del Partido Popular y la puesta en marcha de nuevas reformas que sigan privatizando servicios públicos y recortando derechos sociales.
La orquestación ha sido perfecta: afirmaciones rotundas de grandes banqueros, del gobierno o del Príncipe, conferencias al unísono en universidades y en todo tipo de foros por economistas y profesores a su servicio y el sempiterno coro de los medios de comunicación de su propiedad divulgando a los cuatro vientos la idea de que la economía española se recupera.
Lo cierto es que no hay indicadores que muestren realmente que la economía está mejorando. Una crisis es el momento en que se producen los cambios de fase y en el que se plantean con toda su crudeza los problemas que hay que resolver. En ese sentido, y estrictamente hablando, incluso se podría decir que hace meses que salimos de la crisis, pues de esta se sale en el momento en que las medidas que se ponen en marcha para hacerle frente de un modo u otro empiezan a surtir efecto, y eso ya ha sucedido en España.
Otra cosa es que esas medidas sean más o menos efectivas para resolver los auténticos problemas que causaron la crisis y, por tanto, para evitar que se produzca de nuevo en el futuro. Y, por supuesto, otro asunto es que de una crisis se puede salir no solo con brío y con reactivación productiva sino también con atonía y depresión, con una economía en la que solo los más fuertes y privilegiados están en condiciones de salvarse, que es lo que se ha procurado y se está a punto de conseguir en España.
Solo así se puede decir que en España se está saliendo de la crisis cuando el paro sigue aumentando, cuando crece el número de empresas que cierran y la inversión o la producción no se recuperan, cuando sigue aumentando la morosidad y cae el crédito sin cesar, cuando solo venden más y obtienen beneficios las grandes empresas que tienen poder oligopolista de mercado, cuando la deuda sigue disparándose, cuando las empresas, las administraciones y los servicios públicos no tienen apenas liquidez e incluso dejan de funcionar, cuando la desigualdad se desboca, cuando miles de personas siguen perdiendo sus viviendas o cuando, a pesar de las declaraciones triunfalistas de sus propietarios o directivos, hay que seguir poniendo dinero público para salvar a la banca.
Lo que está ocurriendo en España no es otra cosa que el desarrollo de una nueva estafa por parte de la banca, otro colosal engaño al que los partidos políticos mayoritarios (no solo el PP, sino también los nacionalistas de derechas, el PSOE o también Izquierda Unida que no termina de romper con todo esto) no le hacen frente porque son esclavos materiales de los bancos y de las grandes empresas que los financian.
La primera mentira se refiere a la cuantía de las ayudas que los españoles hemos dado y seguimos dando a la banca. No es verdad, como se viene diciendo, que hayan sido de unos 60.000 millones de euros y tampoco es cierto que el rescate haya acabado y que ya no se vaya a dedicar más dinero público a los bancos españoles.
La realidad es otra: si se suman la ayudas a la capitalización (unos 60.000 millones de euros), los avales (110.000 millones), los esquemas de protección de activos (28.000), la adquisición de activos (72.000) y otras ayudas de liquidez (unos 5.000 millones) la ayuda total sería de unos 275.000 millones de euros. Pero si a eso se le añaden, como debe ser a pesar de que la Comisión Europea diga lo contrario, los préstamos del Banco Central Europeo (360.000) y los avales implícitos del Estado al asegurar 100.000 euros por cada titular de depósitos bancarios (792.000 millones) el total de la ayuda recibida por los bancos españoles es mucho mayor, de 1,4 billones de euros (un desglose con más detalle en Carlos Sánchez Mato, Por una banca pública en http://bit.ly/1843LpS).
La segunda gran mentira es que la situación de la banca española esté saneada cuando lo cierto es que está quebrada prácticamente en su totalidad.
Los grandes banqueros impusieron a los gobiernos de Zapatero y Rajoy una estrategia inteligente para resolver su situación: “tirar de la manta” de las cajas para que quedara al descubierto su insolvencia mientras se seguía ayudando a los bancos privados. Con la excusa de la politización y mala gestión de las cajas ha sido fácil acabar con ellas para que los bancos privados terminen quedándose con el mercado que dejarían libres como forma de salir del hoyo en el que se encuentran .
Pero ni siquiera así, ni con las ayudas millonarias que han recibido, se puede seguir ocultando la situación real de la banca española si no es a base de las mentiras que el señor Botín y sus acólitos se empeñan en difundir mientras cubren su impresionante irresponsabilidad de años anteriores con dinero gratis de los españoles de a pie.
La realidad de la banca española es que su patrimonio neto disminuye y que su deuda es gigantesca a pesar, como he dicho, de las ayudas que ha recibido y de que se le está permitiendo que tome aire sin cesar dándole liquidez prácticamente gratis y sin límite desde el Banco Central Europeo para que haga el negocio del siglo comprando a buen precio deuda pública.
Esta realidad escandalosa se oculta y disimula con la complicidad y ayuda de las autoridades que permiten que se realicen todo tipo de trampas y manipulaciones contables. Empezaron nada más estallar la crisis cuando, en contra  de toda lógica y de la transparencia más elemental, se permitió a los bancos que valorasen sus activos a precios de adquisición y no de mercado y han seguido con un rosario de triquiñuelas para ocultar las pérdidas reales y hacer que se generen beneficios donde nos los hay. Bien por la vía de no contabilizar el riesgo de la deuda pública, bien haciendo pasar como capital unos 50.000 millones de euros de los llamados activos fiscales, una especie de “deuda” con Hacienda que se supone que puede recuperarse con los beneficios que se obtengan en el futuro y que además permite que los bancos se ahorren millones de euros en impuestos o que incluso apenas los paguen (Un análisis más detallado de la situación patrimonial de la banca en Vicente Ríos, Españoles, su banco ha muerto en http://bit.ly/18AIfNi).
La consecuencia de todo esto es que mientras que los beneficios de los grandes bancos ha aumentado un 80% en el primer semestre de este año, gracias a todas las ayudas anteriores, el crédito que han concedido ha disminuido en 44.800 millones de euros, y a pesar de que los depósitos han aumentado en un 9% en ese periodo.
Para correr un velo sobre esta situación y contribuir a dar una cierta imagen de recuperación la solución que se viene promoviendo no es otra que aumentar las facilidades para entregar España al capital especulativo de medio mundo, que hace el agosto comprando lo que queda de nuestras empresas y propiedades
Es, en resumen, un robo y una traición en toda regla: gracias a su enorme poder político la banca ha implantado una auténtica creditocracia que mantiene cautivos a los grandes partidos, a los medios de comunicación y a los grandes focos que generan opinión pública. Así consiguen los banqueros mentir sobre la situación patrimonial de sus bancos  y obligar a que se le sigan dando ayudas multimillonarias que no usan para dar financiación a las empresas y familias sino para aumentar beneficios a pesar de que están quebrados.
Es imprescindible y urgente exigir que se pongan en claro las cuentas de la banca ante toda la población, para que se sepa lo que hizo en estos últimos años y lo que nos está costando lavarle la cara y que los banqueros recuperen el beneficio a costa de todos los ciudadanos. O se salva a la banca quebrada que va a hundir cada día más a la economía española y a todos los españoles o se acaba con ella y se salva a las empresas y a las personas. Y la solución está a nuestro alcance: crear una banca de nuevo tipo, de servicio público, obligada a financiar correctamente a empresas y consumidores, completamente ajena a la inversión especulativa y bajo un férreo control técnico y social que impida lo que ha ocurrido en España con los bancos privados o con las cajas de ahorros que emularon su forma de actuar al ponerse al servicio de intereses particulares o de los partidos.

Es el colmo

Rouco y el pp llevan vidas paralelas y a ambos se les están sublevando los parroquianos. Por idéntico motivo: el abuso. 
En el post anterior a éste he colgado una petición de ayuda en change.org por parte de una asociación benéfica y católica que está siendo acosada por Rouco. ¿La causa? apoderarse de unos tapices que valen una fortuna y que son una donación particular a la asociación.
Tanto en el caso Rouco como en el caso pp se observa la misma disposición caciquil y tiránica. La chulería del mando y una sensibilidad social  y humana de papel de lija. Será que ambos nacen, crecen y se reproducen en el mismo amontonamiento abusivo e irresponsable. Lo debe dar el mismo humus en que hunden sus raíces. Parece mentira que una iglesia cuyo inicio fue la pobreza evangélica haya terminado como Harpagon, el Avaro de Molière.  A la greña por el valor material de unos tapices, con cuyo alquiler se ayuda a  mujeres maltratadas. Machistas y misóginos hasta el hartazgo. Líbranos, Señor, de la iglesia católica y de toda desgracia parecida. Amén.

Puro heavy metal

Al Papa: Que el arzobispo Rouco Varela deje de hostigar a la asociación Santa Rita

Creada por Fundación Santa Rita de Casia
Madrid
Santa Rita fue una mujer maltratada por su marido. Por eso, desde nuestra asociación llevamos desde el siglo XIX años alquilando 23 valiosos tapices para ayudar con ese dinero a personas necesitadas. Pero el cardenal Rouco Varela quiere quedárselos para exponerlos en La Almudena. Necesitamos que nos ayudes a impedirlo.

Nuestra asociación existe desde 1834. En 1869 una aristócrata madrileña nos dejó en su testamento 23 valiosos tapices de los siglos XVI y XVII hechos en Flandes. Desde entonces nuestra fundación los gestiona y alquila para muchas exposiciones y con esos fondos ayudamos a gente necesitada. Pero ahora no los podemos exponer porque el arzobispado de Madrid está empeñado en quitárnoslos y llevárselos a la catedral de la Almudena. Llevan años intentándolo y ahora parecen estar cerca de conseguirlo.

Estos tapices fueron donados a nuestra asociación para ayudarnos a seguir haciendo buenas obras. Nos negamos a que se utilicen como meros ornamentos para mayor gloria del arzobispo.


Como nos hemos negado en numerosas ocasiones a ceder los tapices, en el año 2002 el arzobispado llegó a decretar la extinción de nuestra congregación por «desobediencia a la jerarquía eclesiástica» y «escándalo de los fieles». Desde entonces hemos luchado sin descanso en los tribunales para que los tapices sigan donde deben estar: con nosotros y sirviendo para ayudar a los que más lo necesitan. Y tú puedes ayudarnos.

Firma la petición y pídele al Papa que intervenga para que el arzobispo Rouco Varela desista de su empeño y deje de hostigarnos para reclamar unos tapices que no son suyos, y que deben seguir sirviendo para ayudar a los que los necesitan.

Muchísimas gracias.

Puedes encontra más información sobre nuestra asociación en: www.fundacionsantarita.es

Tratando de unir fuerzas, ideas e ideales

                                   

El próximo sábado 30 de Noviembre, a partir de las 10 de la mañana y en la sede del PSOE de Valencia, en Blanquerías nº 5, y en el salón Ernest Lluch, junto a las Torres de Serranos se convoca una interesante actividad, mesas redondas y debate bajo el título La tardor de la gent matjor. El otoño de la tercera edad. Participan iniciativas sociales y populares que nada tienen que ver con el PSOE, salvo compartir la inquietud por lo que vivimos y sufrimos. Como se trata de futuro no es sólo para jubilados, sino de interés general. Todos somos mayores algún día, nos jubilan y nos afectan los planes gestores que se diseñan en la actualidad. En el interés político, que es el bien común, nada está aislado. Así que esta actividad está abierta a todas las edades y a todas las sugerencias.

La Sagrera: La Catalunya real


por Vicenç Navarro

26 nov 2013

Pregón de las Fiestas Mayores de la Sagrera por parte del profesor Vicenç Navarro. 14 noviembre 2013
El original en catalán está publicado en el Triangle digital.

Vecinos y vecinas de la Sagrera,
Os agradezco mucho que me hayáis invitado a dar el pregón de la Fiesta Mayor de la Sagrera, el barrio más popular de la ciudad de Barcelona. Es para mí un gran honor que me hayáis escogido como vuestro pregonero.
Por razones profesionales y políticas he tenido que vivir en muchas ciudades y en muchos países. Pero nunca olvidé mis raíces, que están basadas en mi experiencia en la Sagrera. Fue en este barrio donde viví parte de mi infancia y adolescencia, y fue desde aquí que inicié, en un día lluvioso de agosto, mi largo exilio en 1962. Fueron mis padres, maestros de las escuelas públicas de Gironella, en la comarca del Berguedà, que al ser expulsados del Magisterio por su apoyo a la Generalitat de Catalunya y a la República, vinieron a vivir en Barcelona, y pasaron más tarde a residir en la Sagrera. Fue de mis padres y de este barrio de donde derivé mis raíces y mi compromiso de trabajar para el bienestar de las clases populares, que he intentado que guíe toda mi vida profesional.
Cómo que veo aquí mucha gente joven, jóvenes de todas las edades, permitidme que os explique mi Sagrera, el barrio que simboliza la Catalunya real, la Catalunya de los que nacen en nuestro país y la Catalunya de los que llegan desde fuera, todos ellos hermanados por el mundo del trabajo, que en su vida cotidiana han construido y están construyendo Catalunya. La Sagrera es la Catalunya real, una Catalunya diferente y distinta de la Catalunya de las élites bienpensantes que configuran la sabiduría convencional del país y que apropiándose de la señera, la bandera catalana, dan carnés de catalanidad.
Mi Sagrera es la Sagrera que sobrevivió durante una de las dictaduras más crueles y brutales que hayan existido en Europa. Nunca tendríamos que olvidar que por cada asesinato político que cometió la dictadura de Mussolini, la de Franco  cometió diez mil. De esto no se ha hablado suficientemente en nuestro país.
Y  hubo una gran represión política en la Sagrera, represión que intentaba eliminar la resistencia de un barrio trabajador frente a aquel sistema injusto, opresor y negador de todas las libertades. Pero nunca consiguieron apagar aquella resistencia. Antes al contrario, la Sagrera fue uno de los barrios con mayor oposición frente a aquella dictadura.
Y esta historia se tendría que enseñar a la gente joven, puesto que la lucha por la libertad, por la democracia y por la identidad catalana se inició aquí, en este barrio, en la Sagrera, punto olvidado mezquinamente por la sabiduría convencional que configuran aquellas élites bienpensantes que escriben la historia oficial de este país.
Fue aquí, en las fábricas de la Sagrera, donde la clase trabajadora de Catalunya inició la resistencia antifascista. A principios de los años cincuenta, durante la primera huelga de tranvías, la fábrica Pegaso -que estaba aquí antes de que en 1970 se trasladara a la Zona franca-, los trabajadores de la empresa ENASA –donde se producía el coche Pegaso- estuvieron 14 días en huelga, sin trabajar, como acto de solidaridad con la ciudadanía. La Vanguardia, de la familia Godó, que se llamaba La Vanguardia española, había publicado que en 1951 Pegaso había producido el coche deportivo más veloz del mundo, tal como había indicado la Feria del Coche de Paris, sin nunca informar, sin embargo, de que los trabajadores que producían este coche estaban en huelga contra la dictadura.
Y fue aquí, en la misma empresa, donde aparecieron las primeras células clandestinas del PSUC, el partido clandestino que lideró la resistencia, por sagrerenses como Albert Badía, Vicenç Faus, Tomás Antón, Mullor, Escribà y otros, que deberían tener sus nombres en las calles del barrio, agradeciendo su esfuerzo, que hizo posible que ahora celebremos la Fiesta Mayor en libertad.
Los sagrerenses fueron solidarios también con la lucha de otros pueblos y naciones de España. Así, el 25 de marzo de 1958,  hubo una huelga general en apoyo de la huelga minera de Asturias, que se inició en la Sagrera y se expandió en varias fábricas y barrios de Barcelona. Dos días más tarde hubo una concentración de 4.000 trabajadores que originó una enorme represión en el barrio.
Pero esta represión no paró la resistencia. Fue también aquí donde se inició y se consolidó a partir de 1969 el sindicato clandestino Comisiones Obreras. Y fue también aquí donde  hubo una movilización en protesta por los juicios de Burgos. Y fue también aquí donde se vio la mayor movilización de los obreros y de los vecinos de la Sagrera, en protesta por el asesinato por parte de la policía de un obrero en la térmica del Besòs, y también por el asesinato de Puig Antich.
Y todo esto se ha ignorado, cuando no ocultado, por la sabiduría convencional de la Catalunya burguesa, que colaboró con el fascismo y ahora se apodera de la bandera catalana.
Pero se tiene que insistir que han sido la Sagrera y muchos barrios de las ciudades y pueblos de Catalunya, los que han construido Catalunya, los que consiguieron la democracia y los que recuperaron la identidad catalana.
Vecinos y vecinas de la Sagrera fueron detenidos, torturados, y algunos desaparecieron en aquellas luchas. Esto nunca tendríamos que olvidarlo, recordando que, aunque Franco murió en la cama, la dictadura murió en la calle, incluyendo las calles y las fábricas de la Sagrera.
La transición inmodèlica y sus resultados
Y fueron aquellas movilizaciones las que nos trajeron la democracia, una democracia muy limitada, puesto que las fuerzas herederas de la dictadura continuaban controlando los aparatos del Estado español, cosa que explica el gran retraso social de Catalunya y de España, y también explica que el Estado español nunca aceptó la plurinacionalidad del Estado español.
Ahora bien, la democracia representó para la Sagrera un gran adelanto. Por muy limitada que fuera la democracia, y lo fue mucho, las instituciones representativas permitieron expresar los deseos populares. Esto fue muy acentuado en Barcelona ciudad, que siempre estuvo gobernada por las fuerzas progresistas. Y el cambio de la Sagrera fue enorme, pero con aquellos cambios aparecieron nuevos retos, y otros problemas continuaron. Entre ellos, la especulación y la corrupción, que habían sido endémicas durante la dictadura, y que continuaban, aunque en menor medida, durante la democracia.
Pero esta especulación y falta de intervención estatal y municipal para proteger el ciudadano frente a intereses inmobiliarios y financieros, está expulsando a familias enteras de clase trabajadora de la Sagrera. Y esto es consecuencia del enorme poder del capital financiero que está ahora dominando Europa, esta Europa que para los que luchábamos contra el fascismo era el sueño de la Europa Social, libre y democrática, y que se ha convertido en la pesadilla europea de la austeridad, de los recortes, de los salarios bajos, del despido y de la elevada desocupación. Esta no es nuestra Europa. Y esta tampoco es nuestra España. Y con esto no quiero decir que rechazamos España. Nos sentimos hermanados con los diferentes pueblos y naciones de España. El 52% de los vecinos y vecinas de la Sagrera tienen familiares en el resto de España. Esta España está hermanada con la Sagrera. Ahora bien, lo que está ocurriendo en la Sagrera y en Catalunya es un creciente rechazo, no hacia España, sino hacia el Estado español que está dirigiendo unas políticas que están dañando enormemente las clases populares de Catalunya y de España. Y esta mayoría de ciudadanos de la Sagrera y de Catalunya quieren ahora decidir sobre su futuro. Es el derecho de una nación que quiere decidir sobre todo lo que le afecta. No sólo sobre cómo se relaciona con el Estado español, sino sobre las prioridades de su gobierno, directamente y no sólo a través de intermediarios.
Rechazamos el Estado español, pero también rechazamos la Catalunya oficial, pues están llevando a cabo políticas que están dañando las clases populares de Catalunya, como lo son los vecinos y vecinas de la Sagrera. Esta no es tampoco nuestra Catalunya, una Catalunya donde un burgués que vive en Pedralbes vive diez años más que un trabajador que vive en la Sagrera. Esta, definitivamente, no es nuestra Catalunya.
Y es aquí donde la juventud de la Sagrera, juventud de todas las edades, tiene que movilizarse para continuar la causa de sus padres y abuelos que en los puestos de trabajo y en las calles de la Sagrera lucharon para conseguir democracia, justicia, bienestar social y libertad. Y las pocas que teníamos, resultado de la lucha de nuestros padres y abuelos, nos las están robando. Seguro que lo haréis. Os animo a que os adhiráis a los movimientos politico-sociales, tales como el Proceso Constituyente o el 15-M, así como a los sindicatos de clase y partidos políticos que desean un cambio profundo en este país. Y con esta esperanza, permitidme que acabe con un ”Viva la Sagrera y Viva la Catalunya real”.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Tolerancia 0, no queda otra

Ojo a esta advertencia. El pp acecha con el silencio de los borregos

 

El PP prepara otra ley del silencio

por Juan Carlos Escudier

25 nov 2013

Que el PP valora el silencio es una evidencia palmaria. Rajoy, por ejemplo, es una persona lacónica, sucinta y escueta. Si se le pregunta por la contabilidad B de su partido puede enmudecer durante largos períodos de tiempo o, en su defecto, acuñar frases antológicas del estilo “la segunda y tal” que es la versión moderna del “a otra cosa, mariposa” pero sin rima.  El mutismo es tan apreciado por el Gobierno que en su búsqueda incesante ha llegado a preparar una ley de Seguridad Ciudadana tipo punto en boca, cuyo complemento necesario es la regulación del derecho de huelga que ahora se nos anuncia.
La iniciativa se ha suscitado después de que una huelga, la de limpieza en Madrid, haya evitado pese a todos sus inconvenientes y a la estulticia de la alcaldesa el despido de más de mil operarios y, paralelamente, haya revitalizado el papel de los sindicatos. Tan estruendosa ha sido la victoria de los trabajadores que el Ejecutivo ha tenido que darse prisa en anunciar esta segunda ley de silencio, no fuera a ser que cundiera el ejemplo y los llamados a ser carne del INEM se decidieran a alterar esta paz de cementerio tan conveniente.
Es verdad que en España se regula la huelga con un decreto anterior a la Constitución y que ésta prevé que una ley orgánica habría de regular “las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad”. Pero también lo es que el citado decreto fue convalidado en 1981 por el Tribunal Constitucional y que toda la jurisprudencia posterior ha llenado cualquier vacío.
Existe una relación exhaustiva de cuáles son los servicios esenciales a preservar en caso de huelga, desde la sanidad a los transportes y comunicaciones, pasando por la producción de energía, agua o la higiene pública. Está prefijado a quién corresponde fijar los servicios mínimos, cuál ha de ser su porcentaje y a qué sanciones daría lugar su incumplimiento, incluidos los despidos. A mayores, está prevista la figura del arbitraje obligatorio, que faculta a la Administración para obligar a reanudar la actividad laboral en caso de que el paro sea gravemente perjudicial para la economía del país. Es obvio que regular sobre lo regulado sólo puede pretender constreñir el derecho de huelga.
No ha sido el único intento. La UCD, allá por 1980, elaboró un anteproyecto y llegó a redactar un capítulo específico del Estatuto de los Trabajadores, que finalmente fue aparcado. Igual ocurrió con un borrador que preparó el Gobierno del PSOE en 1987, un año de alta conflictividad laboral, en el que se incluían duras restricciones al ejercicio de la huelga. Cuatro años más tarde se llegó a preparar una ley, que fue contestada por las centrales con una código de autorregulación. De la negociación entre Gobierno y sindicatos surgió un proyecto que fue debatido y aprobado en el Congreso y tuvo luz verde del Senado. La disolución de las Cámaras lo dejó en el limbo primero y en el olvido después.
La gran novedad del texto era que obligaba a detallar en el plazo de un año, ya fuera mediante acuerdos o laudos, los servicios mínimos aplicables a cada sector y hasta las fechas en las que no podrían convocarse huelgas por los trastornos que podría ocasionar a los ciudadanos y a la economía nacional. Los sindicatos se avinieron al acuerdo por dos grandes razones: la primera era evitar la fijación arbitraria de los servicios mínimos, abusivos en muchos casos, y para los que sólo cabe acudir a los tribunales y esperar años a que te den la razón, algo que sigue ocurriendo en la actualidad; la segunda, desactivar a sindicatos corporativos del estilo del Sepla.
Conviene en este punto recordar cuál ha sido la posición de la CEOE, que nunca vio urgente regular la huelga salvo ahora, en la confianza, o más bien en la certeza, de que el PP lo dejará todo atado y bien atado para sus intereses.
Báñez, auxiliada como viene siendo habitual por la Virgen del Rocío, a la que se encomienda ante las dificultades, ha iniciado ya los contactos con UGT y CCOO para advertirles de lo que les depara. Al Gobierno le gustan las mayorías silenciosas y los ciudadanos callados y quietos. La contrarreforma avanza a la chita callando.