sábado, 22 de septiembre de 2012

LA FABRICACIÓN DEL CONSENTIMIENTO Y SU PERVERSIDAD

Ya he comentado en varias ocasiones en qué consiste la artimaña del poder que Noam Chomsky llama la fabricación del consentimiento. El modo sutil y rastrero con que el sistema injusto trama sus redes y trampas subliminales recurriendo a la prensa "moderada" por influencias y sobornos de muchas clases que manipulan sibilinamente la información a favor del montaje y no sólo a los medios de prensa, sino también a la "cultura". Temas de canciones, libros y películas también se usan en esa línea. Lo hacen en cuenta gotas para que se note lo menos posible y el truco consiste en inocular humanidad y ciertas "virtudes"inexistentes en personajes abyectos, para que esas conductas comiencen a parecernos "humanas", cuando se presenta al perverso como débil y vulnerable en ciertos aspectos de su vida íntima. Ya sucedió cuando nos vendieron la "cara buena" e "indefensa" de Hitler, también cuando nos invadieron con la iconoclastia de lo espiritual usando valores superiores par cargárselos con las "debilidades humanas", con muy buena técnicas audiovisuales y argumentos devastadores que hacían de un místico un monstruo, un idiota, un inútil, un ridículo  o un demente y ahora se vuelve a repetir la táctica con El fraude. Una película oportunista que se presenta al LX festival de cine de San Sebastián. Buen film, según la crítica. Estupendo director y espléndidos protagonistas, con currículum "rebelde" e insumiso ante los valores de este mundo como representa la imagen de Richard Gere y Susan Sharandon, conocidos por sus posturas ideológicas y humanas de compromiso social bien notorio. Por lo menos de cara a la prensa. 
La película nos vende la imagen "humana" de un tiburón financiero sin escrúpulos, pero que después de todo "no es tan malo". Se puede hundir a familias enteras en la ruina. Se puede ser cómplice de cualquier maldad, de cualquier delito, destruir tu familia y deshacerte como ser humano, pero no te preocupes, porque sigues teniendo un papel de víctima rescatable, de buena gente, después de todo; la basura que generas es sólo un pecadillo de nada. Tú puedes ser redimido en cualquier momento, pero mientras, sigue en lo tuyo, que luego haremos una peli fantástica con tu historia que llenará los bolsillos de los mismos que han convertido el mundo en una cloaca irrespirable. 
Como veis -dice el consentimiento fabricado- hagáis lo que hagáis para mejorar las cosas, es inútil. Los humanos somos así. Siempre. Lo dicen Sharandon y Gere, los prototipos de luchadores por el lado bueno que mejor representan a la élite de la contestación al dark side del sistema. Pero ya veis que hasta ellos necesitan comer y pactar con aquello que combaten. Y esto siempre ha sido así. No tiene solución. Y vosotros cuando, picados por la publicidad y para estar al día del último grito de Hollywood saqueis vuestra entrada con un IVA por las nubes, también estaréis colaborando con ese mundo que en teoría despreciais por injusto y malvado. Somos nosotros, los dueños del cotarro, los que perforamos la capa freática para descubrir más petróleo aunque produzcamos tsunamis apocalípticos, los que fabricamos armas y alta tecnología para usarlas, los dueños del dinero mundial y su política adjunta, los que también dominamos y financiamos el cine, los libros y el "arte"... de manipular todo. Hasta las religiones. Puedes llamarnos como quieras, Bidelberg, Illuminati o demonios asociados & Cia. Da igual. Lo importante es que vivimos de ti y no puedes hacer nada por evitarlo. Sólo disculpar nuestras debilidades, tener cierta simpatía por ellas y seguir encadenado en el pozo de los horrores que llamas sociedad del bienestar cada vez peor. Como decían los pioneros que emigraban a las Américas del Norte, cuando tocaban la polka en la fiesta de los sábados: "Jódete y baila!" En versión actual, jódete y paga. Imbécil. 

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